El mundo en 2022

10 de marzo 2022

A pesar de mantener un elevado nivel de incertidumbre, el año 2022 nos ofrece algunas certezas. La principal es que hemos aprendido a ser conscientes de que los riesgos se acaban materializando, aunque en algunos casos se hubieran considerado de baja probabilidad o los precedentes no hubieran generado impactos tan altos. Pero la COVID-19 ha supuesto para todos un completo ejercicio de desafío ante la complejidad y la incertidumbre.

En segundo lugar, conocemos en mayor medida nuestras limitaciones y vulnerabilidades, lo que puede cambiar el mindset sobre la forma en que enfrentamos el futuro.

Los diagnósticos son, sin duda, mucho más sencillos que las soluciones ante problemas de carácter perverso (wicked problems): no tienen solución sencilla ni a corto plazo, y en ocasiones las propias recetas que se ofrecen dificultan más que apoyan la resolución.

La pandemia ha puesto sobre la mesa preocupaciones y ha actualizado debates sobre otros riesgos a los que no hemos dado el protagonismo que merecen, como el medioambiental, el tecnológico y por supuesto el sanitario.

El medioambiente y la sostenibilidad se configuran como uno de los principales ejes de actuación en seguridad de los próximos años.

Aunque ejemplos como la tormenta Filomena en España, la extrema ola de calor en Norteamérica o la tormenta en Zhengzhou con el equivalente de lluvia a un año completo ilustran perfectamente la tendencia a los eventos climáticos extremos, lo cierto es que ya existía antes de 2020.

Récords históricos en lluvias torrenciales o altas temperaturas ligados al cambio climático, o significativos incendios forestales y sequías extremas seguirán creciendo en los próximos años.

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